En Grupo Iñesta queremos ayudarte a encontrar los abonos más adecuados para el cultivo de la pera.
Los perales o Pyrus communis, pertenecientes a la familia de las Rosaceae, son uno de los frutales de hueso más populares en nuestro país. Se trata de un árbol de tronco alto y grueso (puede alcanzar hasta 20 metros de altura) y con copa redondeada que se vuelve oval con el paso del tiempo.
Su fruto es la pera, con una forma muy conocida por todos: ancho en la base y estrecho en la parte de arriba. Su piel suele ser lisa y verde, aunque cambia de color con la maduración. En este proceso, también su pulpa se vuelve blanda.
Existen múltiples variedades de perales, siendo las más conocidas la pera Blanquilla, Conferencia, la Bartlett, la Bosc, Cornice y de Roma.
Los perales tienen una raíz profunda y un eje central muy desarrollado, lo que le hace muy resistente a las sequías. Sin embargo, resiste mejor el frío que el calor, por lo que los veranos extremos perjudican al crecimiento del fruto. Por lo general, necesitan alrededor de 1.000 horas de frío al año y aguantan hasta -40ºC en la época correspondiente al reposo invernal. También hay que tener en cuenta que los perales son poco resistentes a las nieblas, la humedad y las heladas tardías.
En cuanto a suelo, los perales en este sentido son exigentes. Prefieren los terrenos limosos y arcillosos, con buena permeabilidad. En cuanto a humedad, como hemos dicho es un cultivo que no la aguanta bien, por lo que el suelo debe ser homogéneo y profundo. Si se planta en un suelo arenoso, puede aguantar un exceso momentáneo de humedad. Y al igual que no permite los veranos muy calurosos, tampoco tolera los suelos demasiado secos.
Antes de crear un plan de fertilización del peral, es necesario hacer un análisis del suelo para conocer qué nutrientes va a aportar a la planta. Por lo general, el abonado de las peras debe ser media o media-baja, para evitar una excesiva formación de hojas y de profundidad de raíces.
En regiones más húmedas, el abonado para perales más idóneo es el NPK 1-1-1. En regiones áridas, puede aparecer deficiencias de potasio y de boro.
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