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Abono para apio

Fertilizante para apio

El apio es una planta perteneciente a la familia de las Umbeliferae. Su origen se remonta al antiguo Egipto, aunque su uso no se desarrolló hasta la Edad Media. Actualmente se encuentra principalmente en el Mediterráneo, aunque también se ubica y es consumido en otras regiones como el Cáucaso y la zona del Himalaya.
El cultivo del apio cuenta con dos variedades: Apium graveloens dulce, y Apium graveloens rapaceum, que es el conocido como apio-nabo.
Por lo general, la planta del apio tiene raíz profunda, con raíces secundarias superficiales. Las hojas, grandes, forman una corona y las flores no se desarrollan hasta el segundo año del cultivo. Estas pueden ser blancas o moradas. Desde la plantación de las semillas de apio hasta la recolección del fruto transcurren aproximadamente 4 meses.

Clima y suelo

El apio es un cultivo que necesita de climas templados y zonas muy luminosas, con riego abundante y regular. El rango de temperatura ideal se sitúa entre 17 y 20ºC en la siembra y en torno a 10-20ºC una vez la planta se ha consolidado. En cualquier caso, no resiste las temperaturas inferiores a 5ºC, haciéndolo un cultivo no indicado para las zonas de interior.

Si durante el desarrollo de la planta se produce un descenso fuerte de la temperatura durante varios días, florecerá antes de tiempo y la calidad disminuirá.

El cultivo del apio soporta cualquier tipo de suelo no excesivamente húmedo ni tampoco muy seco. Otro factor a evitar es la salinidad. Debido a la gran longitud de su sistema radicular, el terreno debe ser suficientemente profundo. En cuanto a pH, debe ser neutro.

Abonado del apio

La fertilización del apio es muy importante para el desarrollo óptimo del cultivo. Las carencias de macronutrientes se manifiestan en la planta de diversas formas. Por ejemplo, la deficiencia de nitrógeno se manifiesta a través de la reducción del crecimiento vegetativo y el amarillamiento de las hojas, que puede llegar a toda la planta. La debilitación de las hojas jóvenes es síntoma de la carencia de fósforo y la reducción del crecimiento general y el color marrón de las hojas indican una falta de calcio.

El apio es una planta sensible a las carencias de algunos nutrientes: boro, magnesio y azufre. Por eso, una buena estrategia a seguir por nuestra parte sería la aplicación del Aminolom® ALGAS, por su formulación con gran cantidad de micronutrientes.

Un buen enraizamiento del cultivo es importante para poder asimilar mejor los nutrientes disponibles en el suelo. Con el Nobrico® ENRAIZANTE mejoraremos nuestra capacidad de absorción provocando una notable mejoría en las raíces secundarias.

A la hora de conseguir un tallo más carnoso, utilizando el Lombrico® GROWTH REGULATOR mejoraremos ostensiblemente la materia vegetal de la planta, mejorando por tanto el tallo.

Ahora que conoces las pautas básicas para el cultivo del apio, seguro que te has animado a crear un huerto en casa. Encuentra más consejos en nuestra web, como los de abono para espárragos nueces.

Contacta con nosotros y te asesoramos sobre qué abono es mejor para que este cultivo dé su máximo rendimiento.

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